Pedro Marrero | @marrero_pedro
Lleva tiempo, algunos años, haciendo bueno un dicho popular, ya de sobra conocido por todo el mundo, que nos convierte en un reflejo de lo que comemos. “Es un restaurante de comida casera”, diríamos si queremos referirnos a él como un buen lugar donde acudir. Algo así como un guachinche, pero además vegano. Hablamos del restaurante Somos lo que Comemos, en el túnel Aguere, en el centro histórico de La Laguna.
“Hay que dejar a los animales en paz”, insiste su propietario, tan amante de la comida sin derivados de animal alguno como poco dado a las entrevistas. “Eso se lo dejamos a mi mujer, Macu”, afirma de forma cordial, mientras nos ofrece todo un menú vegano. Aceptamos y nos proponemos degustar un plato típico de cualquier casa de comida tinerfeña: la ropa vieja. Aunque, en este caso se llama ropa nueva.
Para empezar, y sin ánimo de escribir un publi-reportaje, ya que con el boca a boca se ha ganado una popularidad que se traduce en mucha clientela fija, la ropa nueva está deliciosa. Dan ganas de interrogarle para que confiese la receta, pero nos contenemos. Con amabilidad, su compañero de trabajo nos recita los postres. Poesía para los oídos y el paladar. Nos decantamos por unas natillas de jengibre a la vainilla. Buenísimas.

Todo un guachinche vegano. Por la comida, por el aspecto, por la atención, por los precios. Que no, que no es publicidad. La ruta vegetariana la publicaremos en otro momento y también lo haremos con la misma intención informativa. Hay restaurantes similares entre la magnífica oferta gastronómica lagunera, igual de buenos y famosos (zonas de El Cristo, La Milagrosa, etcétera).
Seguimos sin convencer al propietario para que se deje hacer una foto. Le dejamos en paz pero nos cuenta que “trabajaba en un restaurante. Imagina, yo siendo vegano, que no soporto ver sufrir a un animal, y sirviendo pollo a la brasa o chuletas. No podía seguir así. Hay que dejar en paz a los animales. Yo sufro mucho sabiendo que los animales sufren”.
Nuestro debut en este lugar, situado en el famoso túnel Aguere, muy cerca de la Calle el Juego, nos anima a escribir este reportaje. Sorprendidos por la calidad de la comida, investigamos y vemos que se puede hacer un flan sin huevos ni leche. “Sí, se puede”, reza el Facebook del local, mientras recibe todo tipo de alabanzas. Atentos estaremos al menú.