Los jardines del Campus central: un espacio único y salvaje

Visitamos una de las zonas verdes con más personalidad del Archipiélago, inspirado en la máxima de dejar hacer a la naturaleza, que para eso es sabia

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Jardines del Campus central de la ULL.

Para mucha gente pasear por La Laguna es hacerlo por sus calles peatonales y alrededores, no más allá, seguramente, de la plaza del Cristo, el Camino Largo o la Avenida de la Trinidad.

En ese caso se están perdiendo enclaves tan interesantes como el Campus Central de la Universidad de La Laguna. Un lugar realmente único, sin presencia en la mayoría de las guías turísticas de la ciudad, pero fotogénico y representativo como pocos de la personalidad elegante e ilustrada de la única ciudad Patrimonio de la Humanidad de Canarias.

Edificio central de la ULL.

Qué decir de su edificio central que no se haya dicho o escrito ya. Básicamente, que está lleno de rincones y detalles de lo más sugerentes, una construcción con más de sesenta años de historia, levantada en época del Régimen Franquista, que acoge desde el Paraninfo, el salón noble de la institución, hasta una ermita hoy convertida en sala de exposiciones, así como valiosos elementos históricos-artísticos. Es el caso de su escalera imperial y sus bellas vidrieras; la pintura mural de Mariano de Cossio o la exposición permanente de material educativo antiguo que se halla en la segunda planta del edificio.

Ya fuera sigue el encanto y surge la sorpresa para muchos: los nuevos jardines del Campus Central. Un espacio maravillosamente salvaje y desordenado y, por ello, radicalmente diferente a la imagen tipo de un jardín mimosamente gestionado, que también. Unos jardines donde no se practica la poda tradicional y la maleza crece en libertad, a su ritmo y sin orden. Donde conviven una gran variedad especies endémicas y nativas, y en el que viejos troncos y ramas caídas se mezclan con arbustos y árboles vigorosos. Todo muy caótico e informal, pero todo perfectamente cuidado y natural.

Es lo que se conoce como un jardín silvestre o salvaje, un lugar acogedor para que las aves construyan su nido y críen a sus pajarillos, atractivo también para mariposas, mariquitas e insectos. De bajo mantenimiento e inspirado en la máxima de dejar hacer a la naturaleza, que para eso es sabia, y donde el uso de pesticidas no tienen lugar. En definitiva, otra forma de entender un parque o el espacio verde urbano.

A simple vista, el campus exterior del ULL quizás parezca un sitio poco interesante para ser visitado, por viejuno y descuidado. Pero dejando a un lado su acerado maltrecho, la falta de mobiliario o el pobre aspecto que presenta el estanque central, sus zonas verdes son realmente llamativas y merecen una visita.

Hasta hace unos años, era el Ayuntamiento de La Laguna quien se encargaba del mantenimiento y cuidado de estos jardines por unos 50.000 euros al año. Era un jardín de tantos, con mucho césped y palmeras que obligaban a gastar excesiva agua y recursos para su conservación. La administración local no quiso seguir con este desembolso y devolvió en 2012 las competencias a la ULL. Lo que en ese momento se planteaba como un verdadero quebradero de cabeza para la institución docente, finalmente se ha convertido en una oportunidad extraordinaria de experimentación y ahorro económico.

Hoy la Universidad de La Laguna puede decir que cuenta con uno de los jardines con más personalidad del Archipiélago. Un lugar único en número de especies y colores; que crece y que se mantiene sin la aparente intervención de la mano del hombre y, por tanto, que resulta extraordinariamente especial a la vista y a los sentidos.