La Laguna ha decidido ampliar su catálogo de edificaciones protegidas, incorporando a esta categoría las denominadas casas terreras del casco histórico y otras de los alrededores. Inmuebles que representan la arquitectura popular de la ciudad pero huérfanas hasta ahora de cualquier tipo de consideración urbanística.
El fin es proteger a este tipo de viviendas de la especulación. A partir de ahora solo se podrá intervenir en ellas en términos de conservación y mantenimiento. Nada de abandonarlas a su suerte para luego justificar su demolición y sustitución por obra nueva. Únicamente queda permitida la rehabilitación y se penaliza la ruina intencionada.
En total son más de 70 las casas terreras de La Laguna que pasan a estar protegidas, un buen puñado de ellas ubicadas en la calle Marqués de Celada, en los límites del denominado conjunto histórico del municipio. Como parte de este proceso de protección del patrimonio, La Laguna también ha blindado el futuro una antigua vivienda del siglo XVIII, ubicada en la avenida Lucas Vega, en San Benito, y otro inmueble situado en la avenida de la República Argentina, en el número 71.
El historiador Álvaro Santana Acuña fue quien, hace unos años, mediante distintos artículos en prensa, lideró la defensa de las casas terreras de la ciudad, viviendas humildes “construidas por las clases medias y trabajadoras de la época”, recordaba, que como consecuencia de la voracidad inmobiliaria estaban desapareciendo y dejando a la ciudad sin uno de sus referentes históricos.
“Históricamente, las casas laguneras eran terreras. La falsa historia que se enseña ahora afirma lo contrario: que La Laguna es ante todo una ciudad palaciega y conventual”, denunciaba Santana Acuña en uno de sus escritos. “Hoy ya no queda ninguna en la calle de la Carrera, solo una (reformada) en la de San Agustín y apenas sobreviven dos intactas en la de Herradores. En el resto del centro histórico, están siendo exterminadas”.
La Laguna responde ahora a esta llamada de auxilio del historiador tinerfeño con la protección de un buen puñado de las viviendas terreras que aún sobreviven en el centro de la ciudad de La Laguna. La reivindicación ha prendido en otros municipios de la isla y de Canarias y ha dado lugar a un grupo en redes sociales denominado Salvemos las casas terreras canarias con miles de seguidores. Es una de las buenas noticias de la crisis: el patrimonio tradicional ha encontrado una oportunidad de supervivencia en estos tiempos difíciles.