La Laguna ha reabierto al uso la ermita de San Miguel Arcángel, en la plaza del Adelantado, tras los trabajos de restauración que comenzaron en julio del pasado año. Se trata de uno de los inmuebles más antiguos de la Ciudad Patrimonio y cuenta con la catalogación de Bien de Interés Cultural.
Las obras han consistido en la reparación de la cubierta a tres aguas. La rotura de uno de los tirantes de la estructura, a causa del peso de los materiales, obligó al cierre de este espacio, y los trabajos han eliminado el sobrepeso que soportaba la ermita, debido a los morteros empleados para el agarre de las tejas.
En el proceso se desmontó toda la techumbre, recuperando las tejas reutilizables, se eliminaron la capa de mortero y la lámina impermeabilizante y se reparó la estructura, primero mediante un injerto en el extremo del tirante roto, eliminando la madera deteriorada.
Tras la revisión de toda la estructura de madera se recolocó la teja recuperada, con aportación de las otras nuevas para completar la cobertura en las canales. También se actuó en los revestimientos exteriores, sustituyendo el enfoscado anterior por un revestimiento con mortero de cal para cubrir la fábrica de los muros.
La ermita de San Miguel Arcángel, cuya primera fábrica data de 1507, ha sufrido a lo largo del tiempo distintos deterioros que han amenazado varias veces con su desaparición. En 1530 el Cabildo acordó costear la reparación ante el deterioro de la cubierta y paredes. Sin embargo, en 1539 la ermita vuelve a amenazar ruina.
El Cabildo, que desde su construcción se reunía en la ermita, celebró en 1541 su última sesión en ella. En 1759 el Cabildo autoriza la ampliación de la fábrica hacia el oeste, a la alineación que ahora presenta, lo que hace pensar en una importantísima ampliación que traslada la fachada principal hacia la plaza. Continuarían los procesos de abandono y reparación hasta nuestros días, pero en la posición en que ahora la conocemos.
En 1836 vuelven a realizarse importantes obras de reparación. En el primer tercio del siglo XX se le adosó por el sur un transformador eléctrico de tres alturas, y la propia ermita se utilizó como almacén de material eléctrico.
En 1978 el Cabildo lleva a cabo de nuevo importantes obras de reparación. Se acomete el arreglo de la cubierta, que prácticamente se rehace. Se coloca un nuevo pavimento de baldosas de barro entre una retícula de madera (el pavimento, en ese momento, era de cemento; el original había desaparecido), se rehacen todas las carpinterías, incluyendo las dos puertas (la puerta lateral enmarcada en el hueco rematado con arco de toba roja había desaparecido) y se vuelven a revestir las paredes, por dentro y por fuera.
En 1982 el Ayuntamiento acomete las obras del exterior, incluyendo el tratamiento de la ruina correspondiente a lo que pudo ser la sacristía en el siglo XIX y comienzos del XX, y se vuelve a recuperar la posición exenta de la ermita, que hoy aparece más reforzada tras la construcción del edificio de los nuevos juzgados y el derribo del antiguo mercado.