El abuelo de la ciudad

El convento de Santo Domingo acoge el símbolo principal del paso del tiempo en el municipio: un árbol vigoroso y centenario

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Drago del antiguo convento de Santo Domingo.

Se halla en los jardines del antiguo convento de Santo Domingo y, según el Cabildo Insular, cuenta con una antigüedad superior a los 200 años, aunque el botánico Wolfredo Wildpret habla de más de 300 años.

Está considerado el drago más viejo de la ciudad, todo un símbolo del paso del tiempo. Ya en el siglo XVI, según recoge la bióloga María Luisa Hodgson en su libro Árboles y arboledas singulares de La Laguna, se hablaba de él como un “árbol viejo”.

En sus orígenes fue el horóscopo de los campesinos para sus pronósticos del tiempo: si el árbol florecía por el norte, el año sería de lluvia en los altos. Si era por el sur, el tiempo sería de costa.

Crecer en un convento fue su garantía de vida durante tantísimos años. Desde 1832 allí, en Santo Domingo, se ubicó el Seminario Diocesano, y el drago era la erguida figura de la zona de huerto.

Este entorno es hoy Bien de Interés Cultural (BIC) y su drago, uno de los pocos dragos urbanos que existen. Resiste el paso del tiempo y en los últimos años ha dado lugar a una gran cantidad de hijos que crecen a su alrededor.

Apuntalado por piedras, algo maltrecho pero en pie, hoy es una de las mejores estampas de aquella La Laguna que fue. Ahora le rodea un jardín termófilo canario diseñado por Wildpret y su esposa, y con más de 30 especies.